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Resumen completo del libro «El arte de la guerra» de Sun Tzu

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“El arte de la guerra” ha alcanzado un estatus de culto de masas a lo largo de una gran variedad de disciplinas, y se ha convertido en uno de los textos más influyentes sobre estrategia militar. A pesar de su antigüedad, sigue siendo tan relevante a día de hoy como cuando fue escrito hace más de dos mil años.

“El arte de la guerra”: resumen

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El libro contrapone dos ideales que entran en conflicto: el arte y la guerra. Por un lado está la creación, y por el otro está la destrucción.

Sin embargo, a lo largo de este tratado, Sun Tzu defiende que el mayor éxito en la guerra es conseguir la victoria sin ningún tipo de lucha. Para ello, proporciona sutiles estrategias que permiten sacar ventaja al rival, incluso sin que éste llegue a darse cuenta. Esto empieza por hacer que nuestros planes sean “oscuros e impenetrables”.

A Sun Tzu se le atribuye haber escrito este antiguo tratado alrededor del siglo V a. C., y desde entonces se ha convertido en un clásico de la estrategia y la táctica militar. Además, ha llegado a tener una influencia considerable sobre el pensamiento occidental y oriental.

Como mínimo, una lectura superficial de “El arte de la guerra” te proporcionará un amplio conocimiento sobre las operaciones militares y de inteligencia en la antigua China. Pero si vas un paso más allá, podrás empezar a relacionar estos conocimientos con la guerra actual para así estar más informado acerca de los conflictos globales históricos y contemporáneos.

Además, este tratado es una metáfora de cualquier situación a la que te puedas enfrentar que implique un elemento de conflicto.

Pues bien, si te interesa “El arte de la guerra”, el resumen que incluiré a continuación te proporcionará una visión general sobre las ideas principales que se exponen en sus trece capítulos.

De esta forma, podrás llegar a la conclusión de que el arte de la guerra no consiste en la agresión, sino en dominar el conocimiento.

El conocimiento es poder

La decisión de ir a la guerra nunca debería tomarse a la ligera, porque supone un importante coste económico y social. La lucha y el conflicto son caros y requieren tiempo, por lo que lo más recomendable es seguir adelante sólo si resulta absolutamente esencial.

Idea principal

Sun Tzu defiende las estrategias no violentas siempre que sean posibles, porque la guerra puede destruir por completo un país y dejar a la población en la ruina. Por lo tanto, sólo debes recurrir a la guerra si tienes la seguridad de que estás preparado. Además, debes intentar poner fin al conflicto lo antes posible.

Sin embargo, si debes ir a la guerra, entonces tendrás que realizar una serie de cálculos basados en la ley moral, el cielo, la tierra, el comandante, el método y la disciplina.

En primer lugar, si todo el mundo tiene el mismo código moral, podrán seguir una causa porque creen en ella.

Llevado al extremo, esto se puede ver en grupos violentos como ISIS y Boko Haram, Si no creemos en aquello por lo que luchamos o en el proyecto en el que trabajamos, no habrá ninguna motivación para ponernos en riesgo.

Por otro lado, el cielo se refiere a los factores como la noche, el día y las estaciones del año. Por ejemplo, se han llegado a perder muchas batallas debido a una falta de conocimiento sobre las condiciones meteorológicas extremas.

En cuanto a la tierra, se refiere al terreno en el que tendrá lugar la lucha, aunque en la época contemporánea se puede extender a Internet y al mundo digital.

El comandante es la persona que defiende los valores de la lucha. Además, proporciona sabiduría y una dirección a quienes están por debajo.

Si el liderazgo es débil o inadecuado, el fracaso será inminente. Por último, la disciplina y el método se refieren a que todo el mundo conozca cuál es su papel y trabaje por el beneficio de todo el equipo.

Una vez que hayamos comprendido estos cinco factores, es necesario hacer preguntas y realizar una serie de cálculos para determinar cuál será el resultado de la batalla.

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Para empezar, hay que preguntarse cuál es el bando más implicado con su ley moral. Por ejemplo, si nos fijamos en un escenario deportivo habitual, normalmente habrá un entrenador que motiva a su equipo explicando lo que pueden perder y ganar al vencer en un partido.

En general, los equipos más hambrientos de victoria y los que tienen un mayor sentido de ley moral acabarán saliendo victoriosos.

Por otro lado, ¿Cuál es el bando que posee un mejor líder?, ¿Cuál tiene las condiciones más favorables en lo que respecta al terreno y la meteorología? De nuevo, si nos fijamos en un evento deportivo, quien juega en casa tiene una ventaja significativa sobre el equipo contrario.

¿Qué bando es más disciplinado y firme? Y por último, ¿Cuál de los dos bandos tiene mejor entrenamiento y es más constante? Comprender la respuesta a todas estas preguntas resulta clave a la hora de predecir el éxito o el fracaso.

Además, Sun Tzu dice que el arte de la guerra se basa en el engaño. En este caso, se puede aplicar la famosa frase de la Segunda Guerra Mundial: “hablar de forma descuidada cuesta vidas”. El motivo es que el conocimiento es poder.

La clave se encuentra en parecer que no estás preparado, fingir que estás sumido en el caos y que careces de disciplina. También debes irritar a tus oponentes para averiguar dónde se encuentran sus debilidades. Finge que descansas cuando estás entrenando, y nunca dejes que se sepa que estás constantemente preparado.

Si recuerdas las discusiones que has perdido, los acuerdos en los que has salido perdiendo, las entrevistas en las que has fracasado e incluso los partidos en los que te han ganado, ¿Con qué frecuencia se ha debido a que no estabas preparado? El primer paso para ganar consiste en conocerte a ti mismo y a tu enemigo, además de analizar de forma honesta y crítica tanto a ti mismo como a los demás.

Conoce a tu enemigo

Si lees “El arte de la guerra”, el resumen que se puede extraer gira en torno a la idea de que debes conocer a tu enemigo.

Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.

Por ejemplo, fíjate en la historia de Mark Zuckerberg, Evan Spiegel y Bobby Murphy. Mark Zuckerberg voló a Los Ángeles para ofrecer a Spiegel y Murphy 3.000 millones de dólares para comprar Snapchat.

Sin embargo, al final Zuckerberg anunció que crearía una plataforma similar llamada Poke, insinuando que el peso de Facebook los acabaría aplastando.

Sin embargo, Spiegel y Murphy no se echaron atrás y se mantuvieron firmes. Cuando Zuckerberg se fue, Spiegel regaló una copia de “El arte de la guerra” a todo el personal de su oficina.

Pues bien, Snapchat sigue siendo una empresa valorada en miles de millones de dólares y que parece que ha aplicado la idea de que hay que conocer al enemigo y siempre hay que estar preparado.

Ahora bien, conocer al enemigo también implica saber cómo derrotarlo sin destruir aquello por lo que luchas. Ganar de forma habitual supone un coste elevado, y es mejor reconquistar que destruir. Así que elige tus batallas de forma sabia.

Conoce tus batallas

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En la guerra y en las batallas hay que esperar con paciencia a que surjan las oportunidades. En muchas ocasiones acabamos ganando porque nuestro rival comete un error, por lo que la clave se encuentra en defenderse hasta que surja la oportunidad.  En concreto, Sun Tzu explica que la seguridad contra la derrota implica seguir una táctica defensiva. Pero la capacidad para derrotar al enemigo supone poder pasar a la ofensiva. No sólo eso, sino que también debes evitar las fortalezas de tu enemigo y buscar sus puntos débiles.

Objetivo

El problema de estas estrategias es que requieren una enorme cantidad de energía y de paciencia. Además, pasar al ataque supone una gran cantidad de fuerza, disciplina y energía.  Por lo tanto, tras leer “El arte de la guerra”, el resumen sobre esta cuestión es que hay que ganar cometiendo la menor cantidad posible de errores y aprovechando los errores del oponente.

En última instancia, todo se reduce a generar una inercia y a desarrollar estrategias creativas. De hecho, combinar distintas estrategias resulta clave para la victoria, y en este caso un buen líder podrá adaptar las ideas a los escenarios específicos.

Por otro lado, también debes ser consciente en todo momento de quién tiene la ventaja. Por ejemplo, quienes están esperando al enemigo (posiblemente en su propio territorio) están mejor preparados y posicionados que quienes llegan al lugar de la batalla.

Eso no quiere decir que no puedas ganar si no te haces de inmediato con el control del campo de batalla, sino que debes ser capaz de maniobrar, adaptarte y elaborar estrategias.

Conoce tus puntos débiles

Conocer tus defectos y debilidades te permitirá modificar tus tácticas. En este caso, una de las ideas fundamentales es que el general que comprenda bien las ventajas de la variación de las técnicas sabrá cómo manejar a sus tropas. Estar preparado para la guerra implica encontrarse en un estado de alerta permanente, y tener siempre una serie de planes para anticiparse a un ataque.

¿Cuántas veces has visto a personas que fracasan por culpa de un exceso de confianza? ¿Y cuántas veces has visto cómo la victoria era arrebatada de las fauces de la derrota? Conocer tus puntos débiles y estar preparado para el desastre implica que siempre tendrás una manera de afrontar las catástrofes.

Un buen líder sabe cuáles son sus debilidades. Según Sun Tzu, existen cinco defectos que suelen mostrar los líderes, o en este caso los generales. Son la imprudencia, la cobardía, la irritabilidad, ser demasiado susceptibles sobre su honor y preocuparse demasiado. Por lo tanto, la próxima vez que reacciones ante una situación, piensa en cuál de estos atributos estás manifestando.

Conoce el terreno

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No puedes ir a la batalla si no sabes dónde vas a luchar. Si nos fijamos en el ejemplo clásico de la guerra de Vietnam, podemos hacernos una idea sobre lo esencial que puede ser el terreno.

El Viet Cong no sólo tenía la ventaja de luchar en casa, sino que también poseía un amplio conocimiento sobre cómo aprovechar el entorno.

Además, la guerra de guerrillas les permitió mimetizarse con dicho entorno hasta llegar a ser invisibles para el enemigo. Y como dominaban la Ruta Ho Chi Minh, eran capaces de controlar los suministros militares y el movimiento de personal.

Pues bien, tras leer “El arte de la guerra”, el resumen sobre este tema es que tener un amplio conocimiento sobre nuestro entorno nos permite actuar aprovechando el elemento sorpresa, recurrir a las emboscadas y a las trampas, y golpear cuando nuestros enemigos están despreocupados o con la guardia baja.

Sun Tzu explica que cuando el enemigo está al alcance de la mano y se mantiene en silencio, está aprovechando la fuerza natural de su posición.

Sin embargo, cuando tu enemigo es visible, debes fijarte en su lenguaje corporal porque es importante saber lo que no está diciendo. Por ejemplo, si ves que un enemigo se acerca a una fuente de agua y bebe con ganas, entonces es posible que el campamento enemigo tenga una carencia de agua, o que esté lejos de una fuente.

Además, debes fijarte en los signos de insubordinación y colapso observando cómo interaccionan tus enemigos entre sí. Un ejército disciplinado y bien liderado actúa al unísono y no muestra signos de desavenencia.

Por lo tanto, es recomendable tratar a tus soldados, trabajadores y demás como si fueran tus hijos. Sun Tzu explica que si haces esto, te seguirán sin dudarlo. Así que si los tratas como a tus hijos, estarán contigo hasta la muerte.

Por otro lado, si eres un líder demasiado condescendiente, tus soldados actuarán como niños malcriados, creerán que tienen derecho a privilegios y no tendrán un sentido del propósito.

Así que ser consciente del terreno de batalla y de los patrones meteorológicos resulta fundamental. Sun Tzu explica que “si conoces al enemigo y a ti mismo, no habrá dudas sobre tu victoria; si conoces el cielo y la tierra, podrás hacer que tu victoria sea completa”.

El conocimiento se basa en las personas

El conocimiento es poder, pero saber algo antes que nadie proporciona todavía más poder. Por lo tanto, ¿cómo puedes averiguar esa información más rápido que los demás? Si te resulta familiar “Juego de Tronos”, entonces sabrás cómo se las arreglaba Meñique para tener ventaja: logró crear una amplia red de espías de confianza, por lo que tenía el poder de saber las cosas antes que los demás, lo que le permitía manipular a sus enemigos.

Importancia de los espías

Así que la única forma de conseguir este tipo de conocimiento es usar espías. En este caso, Sun Tzu distingue entre espías nativos, espías internos, agentes dobles, espías liquidables y espías flotantes. Cuando uno posee una red de espías bien coordinados, esto se denomina “manipulación divina de los hilos”. Y uno nunca debería subestimar su poder.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la manipulación divina de los hilos era algo habitual. ¿Sabías que el famoso autor infantil Roald Dahl fue un espía durante esta guerra? Dahl fue enviado a Washington D.C. después de resultar herido, y se le pidió que proporcionase la información que escuchase en eventos sociales destacados de la Coordinación de Seguridad Británica.

Ahora bien, coordinar a los espías y encargar tareas de espionaje requiere de una gran sutileza. Además, merece la pena recordar que el otro bando también podría estar usando espías. En este caso, el consejo es intentar persuadirles con sobornos para que actúen como agentes dobles.

Conclusión

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Si te interesa “El arte de la guerra”, un resumen que se puede extraer es que hay cinco formas de alcanzar la victoria.

La primera es saber cuándo luchar y cuándo no luchar.

La segunda es que ganar implica saber usar tanto las fuerzas inferiores como las superiores.

La tercera consiste en recordar que el ejército ganador tendrá un sentido de propósito y una ley moral universal como referente.

El cuarto aspecto es recurrir al elemento sorpresa y atacar cuando sea más inesperado. Y por último, vencerás si te guías por tu unidad y no por fuerzas externas (como la soberanía).

La victoria evoluciona y, cuando la hayas conseguido, tendrás que guardar el secreto sobre cómo has vencido. Además, es necesario que el enemigo tenga dudas al respecto, porque nunca ganarás dos veces de la misma forma.

En un mundo dominado por las redes sociales e Internet, merece la pena leer “El arte de la guerra” para aprender el poder de la invisibilidad, la imprevisibilidad, la sorpresa y la paciencia.

Además, la victoria depende de que todo el mundo se ponga de acuerdo en el mismo ethos y en un sistema de creencias, y que se comprometan a ir a la guerra por ello. Así que antes de ir a la guerra, asegúrate de que tu equipo esté comprometido con el mismo objetivo.

Pero lo más importante es que si quieres conocer a tu enemigo y tener la ventaja, no debes decirle que has leído “El arte de la guerra”.